El futuro del cine se llama Hitoshi Matsumoto
Archivado en: Hitoshi Matsumoto, Big Man Japan, Symbol, Takasshi Miike, Takeshi Kitano
Empezaré a contar mi relación con el director japones por el principio. Me encanta el cine procedente del país del sol naciente y son varios los directores nacidos allí que están entre mis favoritos, como Takashi Miike, Hayao Miyazaki o Sion Sono. Procuro ver todas las películas que puedo de este país, sea cual sea su género (también de Corea del Sur, la otra gran potencia cinematográfica oriental)
Pues bien, el otro día vi la ópera prima de Hitoshi Matsumoto, titulada Big Man Japan. La crítica la ponía bastante bien y el trailer era de lo más delirante, parecía una especie de versión de las películas de Godzilla, pero más elaborada. Y como por desgracia no se estrenó en España (ni en cine ni en DVD) me la descargué. Entonces descubrí una joya, una película tremendamente original que iba más allá de la simple frikada. Se trata de un falso documental que sigue y entrevista a un super gigante que defiende Japón de los ataques de los más diversos y extraños monstruos. Provienen de una estirpe de guerreros que siempre fueron amados por el pueblo, pero ahora, debido a una humillante derrota, su honor y popularidad se encuentran en entredicho. Es una gran película, aunque tienen fisuras, como un cierto sentido del humor excesivamente japones o algunas entrevistas que se prolongan demasiado.
Entonces la curiosidad llamó a mi puerta, así que decidí informarme sobre quien era ese tal Hitoshi Matsumoto. Resulta que es un humorista muy famoso en Japón, al estilo Takeshi Kitano, que después de lograr una gran popularidad en televisión dio el salto al cine. También fue el protagonista, productor y guionista. Sólo tiene otro film, en la que igualmente había ejercido todas las funciones, esa película es Symbol.
Symbol es algo más que una película, es una revolución, es la creatividad llevada a su exponente más sublime, es una obra maestra rotunda y redonda. Pocos films derrochan tanta originalidad, tanta fantasía y tanta diversión. Es difícil compararla con ninguna película que haya visto hasta la fecha, quizá Cubo fuese un pequeño referente, aunque sólo en la premisa inicial. Symbol cuenta dos historias paralelas sin ninguna conexión aparente. Por un lado vemos a un hombre japones que se despierta en una habitación totalmente blanca y sin salida. Simultáneamente se nos narra la vida de una humilde familia mexicana cuyo cabeza de familia es un luchador de lucha libre.
La interpretación de Matsumoto es sorprendente, muy primitiva y algo anárquica. Puede parecer que hay momentos en los que se le va la olla, pero tiene que ser así. Es un revival de lo mejor del slapstick, del cine mudo, es como si Harold Lloyd y Buster Keaton lo hubiesen poseído.
Matsumoto crea un lenguaje único, un meta-lenguaje nunca visto antes, que te atrapa y te hace pensar a la vez que te mueres de risa. Es una pena que una película de estas dimensiones artísticas sea totalmente ignorada en nuestro país. Da la sensación de que nos estamos perdiendo lo mejor, que mientras se estrenan decenas y decenas de películas intrascendentes, lo mejor de la filmografía mundial queda relegado a un olvido eterno.
Publicado el 5 de noviembre de 2010 a las 19:45.